Autor: Rubbers

Natural de Candelaria Palacios

Desde tiempos inmemoriales el dibujo ha sido siempre un medio de observación privilegiado. Dominador de temores, invocador de poderosas fuerzas secretas, exorcizador de demonios o convocante de protección benéfica y carga de poderes para iniciar lo casi imposible. Más tarde fue un recurso que permitía la investigación sistemática del mundo, un ejercicio consciente para definir la estructura externa e interna de las cosas, desentrañando y registrando curiosidades que facilitaban ser coleccionadas como tales en Cabinet de curiosités o Wunderkammer para ordenarlas en animalias o naturalias.

En el siglo XXI, el dibujo como ejercicio sensible de aprehensión del mundo ¿sigue funcionando como gesto de conocimiento? Trazo testigo de algo que ha sido visto o imaginado, huella de memoria/s. A veces materialización de un impulso, prueba de una percepción, registro de un incidente incierto, fugacidad emotiva. El arte contemporáneo le permite despojarse de responsabilidades y los artistas hacen de él un uso libre, su propia hoja de ruta, una distancia abismal entre la realidad y lo que la obra brinda. “Me gusta el misterio de lo sobrenatural” dice Candelaria Palacios y deshecha así el puro conocimiento científico para internarse en una interpretación afectiva del mundo, heredera de cierto poshumanismo, fascinada por lo que la rodea.

La hoja de papel funciona entonces como un espacio que se abre a una fuerte carga subjetiva, la línea ligera entreteje tramas y marañas reveladoras de mundos arcanos y mágicos. Tintas y grafitos, acrílicos, negros y blancos, gestos de la pintura china y cierto orientalismo, líneas azarosas (pero no tanto) sugieren la naturaleza y aquí y allá animales y seres fantásticos en perfecta armonía con su entorno. Apelan a la percepción de lo que sucede en secreto. Ahora la mano exige también la manipulación de la materia y la emergencia de lo apenas enunciado. La obra se extiende al espacio y revela, tajante, la sabiduría animal, el ojo que fija la mirada.

Sin Pensarlo – Beatriz Soto Garcia

Beatriz Soto García nace en Buenos Aires, Argentina, en 1942. Desde 1974 realiza muestras de pinturas individuales y colectivas tanto en su país como en el exterior. En el año 1980 se inicia en escultura. En el año 1983 se dedica a la talla de mármol. Participa en exposiciones colectivas, homenajes, salones y premios municipales, nacionales e internacionales. Materiales como arcilla, cemento, yeso, resina, piedra pómez y otros, están presentes en sus obras. Aunque el mármol predomina en su cuantiosa producción. Tomada como referente del Arte Latinoamericano, sus obras son tema de estudio y análisis en la Faculty of Education and Language Studies, de Gran Bretaña. Algunas de sus obras integran colecciones privadas de Brasil, Venezuela, Perú, EE.UU. y Francia.

 

Más Allá – Paula Noé Murphy

El punto de partida de estos trabajos fue una necesidad lúdica, consistía en experimentar el intercambio de energías creativas con la naturaleza e ir más allá de lo conocido. Más allá de las clasificaciones entre ciencia y arte y de toda frontera entre lo real objetivo y lo subjetivo, lo tangible orgánico y lo intangible.
Al tender hacia ello fueron surgiendo, de modo un tanto alquimista, plantas que murmuran delirios, frutos de mar vegetalizándose y piedras transformándose. Al fin y al cabo esto es, en muchos aspectos, lo que está ocurriendo en el mundo que nos rodea.
Es posible que a algunos estas obras fascinen o bien desorienten ya que me adentro en ese punto de ambigüedad en el que los elementos parecen mutar.
Esta muestra exhibe una línea bastante multifacética pero no es la única que me interesa.
Paralelamente sigo dibujando y pintando, lo cual compone la columna vertebral de todo lo que emprendo.
En Más Allá presento un proceso en varias fases con series y, a veces, una obra da lugar a variantes. A esta manera de componer a partir de creaciones muy efímeras que, desde 2014 hago en la naturaleza, la llamé Exchanging Natures. Los dibujos en volumen hechos con especias, frutos, nácar, carbones y otros elementos naturales fueron fotografiados por amigos que aceptaron darme una mano mientras las iba haciendo.
Considero a las fotos de cada instalación como una etapa intermedia ya que mi intención es siempre volver a dibujar con tinta sobre la obra efímera mediante las fotografías.
Sin embargo, de manera inesperada, de este proceso experimental que aún continúo, surgió otra rama bien diferente: se trata, gracias a la intervención de Danielle Voirin con quien ya hemos colaborado, de la proyección de ciertas imágenes dibujadas sobre partes de mi cuerpo y, por razones prácticas, para diferenciar estas fotografías sin dibujo, de los otros trabajos, bauticé a dicho conjunto Pantheios.
Me había parecido que en los trabajos en que mundo vegetal y mineral, terrestre y acuático se mezclaban, no había cabida para lo animal ni lo humano, y lo sentía. Pensé entonces que si pudiera incorporarme a mis propias creaciones el resultado podría ser fecundo.
Así, al proyectar las obras dibujadas sobre mí, se borran, en algunas imágenes Pantheios, las distinciones entre lo vegetal, lo humano y la intervención gráfica. A ciertas fotos las llamo inclusiones y corresponden a lo que inicialmente quise lograr: el cuerpo se incluye e integra de tal manera que apenas se lo puede reconocer. Pero otras, que desbordan mi propia superficie y van más allá (más figurativas) las llamé Impresiones por el aspecto textil o de tatuaje.
Las variedades de búsquedas y combinaciones me parecen ahora infinitas. Compartirlas con ustedes es tener el enorme privilegio de viajar acompañada y, por ende, me siento profundamente agradecida.

El revés del cielo de Silvia Rubinson

Cada una de las instancias, o estaciones, del nocturnal, frondoso vergel que Silvia Rubinson urde con verdadera pasión morfológica y un perfecto equilibrio entre lo expresivo y lo mesurado, transcurre en el territorio sin límites ni medidas de la metáfora, de la alusión, de la poesía desencadenada por las evoluciones y avatares de una línea que se borda y se desborda.

La asombrosa fertilidad de los grafismos que crepitan en la penumbra acogedora del soporte con la prodigalidad de una cabellera de luciérnagas cromática, busca imponerse con espontaneidad, como si se tratara de un acontecimiento tan impersonal como las nubes o los bosques, o al menos no proveniente de ninguna encendida, o atemperada, decisión constructiva.

A la vez, cierta programática elegancia, cierta deliberada lasitud morosa y sensualista de las pilosas algas que en iridiscentes ondulaciones flotan en el tentador abismo de cielo invertido que ofrecen estos embriagadores estanques, delata que hay una mirada perspicaz y una voluntad muy armónica detrás del majestuoso camuflaje.

En la orgánica intimidad de estas raras especies de botánica anfibia, de la cual se desprenden como pseudópodos híbridos las manifestaciones acuáticas o terráqueas de una maleza cósmica, acecha una conciencia emocional y un espíritu interrogativo, experiencial.

Silvia Rubinson ha construido un sistemático oficio de polirritmias en acción y soterrado rigor estructural, de detallismo vertiginoso y proliferación barroca, con electrizada inventiva de paisajista embaucadora y el control motriz de una acróbata del gesto y el trazo.

 

Dedicada Contemplación de Jorge Diciervo

Reúne una docena de cuadros actuales realizados en acrílico sobre tela y dibujos emblemáticos de perfiles realizados en 1984 que Diciervo nunca mostró al público.

En cada trazo, Diciervo da cuenta de una incesante búsqueda de equilibrios geométricos y sentimentales que pretenden, y logran, imprimir nostalgias, angustias e incertidumbres que son, de todos modos, compensadas con colores vivos y vibrantes.

Es reflejo de la sabiduría artística de un hacedor que, décadas atrás, supo ganar una importante beca, otorgada por el Fondo Nacional de las Artes, que lo llevó a Italia para afilar su lápiz ya que, por entonces, sólo dibujaba. Veletri, el pueblo en el que durante casi nueve meses dio a luz una nueva etapa como pintor, significó un punto de inflexión en su carrera.

Aquella experiencia, sin embargo, está plagada de contraposiciones. Porque mientras alumbraba un nuevo destino y lo inundaba la motivación que suelen despertar las promesas de un futuro plástico exquisito, también lo impactaba una soledad concurrida. La misma que hoy parecen manifestar el fondo de sus cuadros, habitados eso sí, por aquellas figuras cónicas, circulares, romboideas, cuadradas, rectangulares que tanto caracterizan la obra de Diciervo y que componen un complejo y frágil equilibrio.

Es que parece ser ese camino el sello de este sensible artista; el mismo que expuso individualmente por última vez en 2016 y que permitirá comprobar que tiene mucho más para trasmitir y que su arte nunca deja de madurar.

“Manda la tela. El tiempo que tardo en hacer un cuadro depende de lo que me va pidiendo”, asegura Diciervo. Es que es respetuoso del lenguaje y de la inspiración artística. En definitiva, de su pasión. No por nada define a la tela como “una amante celosa”.

Será que tiene claro que cada una de sus pinturas no son sino uno ensayo y una síntesis de la vida; un constante juego de equilibrio que se convierte en desafío cotidiano, en una utopía a la que tiende siempre, necesaria y espontáneamente.

Finalmente, vale destacar que en algunos de los cuadros que Diciervo expondrá en la Galería Rubbers, pueden descubrirse elementos que dialogan y que dan cuenta, al mismo tiempo, de un silencio que inspira.

Aquellos componentes, además, -metales y maderas- pertenecen a entornos alejados del arte. Sin embargo, Diciervo supo verlos e incluirlos de modo tal, que logró naturalizarlos en el mensaje poético que escribe con su pincel. Incluso, el soporte es, en algunos casos, la lona que suele tapar la carga de muchos camiones. Por lo que la sustentabilidad y la transformación también son cualidades que se identifican el quehacer de este artista virtuosamente incalificable.

 

 

ArteBA 2018

Obras de Marcelo Bonevardi / Ary Brizzi / Eduardo Mac Entyre / Luis Felipe Noé / Omar Rayo / Xul Solar.

Booth D9 – 24 al 27 de mayo en La Rural.

Los esperamos!